El Taller
SE FUSIONA CON LA INNOVACIÓN PARA CREAR PIEZAS ÚNICAS QUE TRASCIENDEN EL TIEMPO.
Una Historia de Amor con el Bordado
Mi taller es un lugar donde el arte, la magia y la pasión se entrelazan en cada puntada. En cada rincón, se respira calidad, excelencia y compromiso, pero, sobre todo, amor. Un amor exigente, profundo y real, como el que requiere cualquier oficio que se hace con el corazón.
Puntada a puntada, tramo a tramo, he tejido mi pasión por este arte, sin prisas pero con constancia, dejando que cada hilo cuente una historia y construya un legado.
El bordado que realizo está siempre al servicio de una tradición que se renueva constantemente, abierta al conocimiento y la creatividad. Lo clásico no es estático; es aquello que trasciende el tiempo y nunca pasa de moda.
Confeccionar piezas que perduran, que respiran la fuerza de lo eterno, es mi objetivo. Cada obra que creo es un puente entre el pasado, el presente y el futuro, un reflejo de mi empeño por transformar hilos y tejidos en sueños atemporales.
Desde 1984, he tenido el honor de que los cofrades más devotos, los clientes más exigentes, los amantes del buen gusto, los mejores diseñadores y las firmas más destacadas hayan confiado en mis manos. Todos ellos compartían un mismo deseo: que yo tejiera piezas únicas, precisas y llenas de excelencia. Y a fe que lo he logrado, y sigo haciéndolo.
Mi obra es mi vida: un corazón abierto, un testimonio de devoción. Comencé a bordar movido por el amor y la entrega, y hoy mi pasión sigue intacta. Cada hilo que enhebro es un tributo a esa dedicación que me ha acompañado siempre. La única aguja que aún no logro enhebrar del todo es la de mi desbordado amor por convertir los sueños de los demás en realidad a través de mi arte.
Pasen, descubran y sientan el resultado de mis manos y mi corazón…
Tres mundos, una pasión...
El arte sacro, la moda y la decoración no son disciplinas separadas, sino facetas de un mismo compromiso: preservar y evolucionar la artesanía como vehículo de belleza y expresión artística. En cada bordado que realizo, ya sea para una imagen sagrada, una pasarela internacional o un espacio icónico, pongo mi pasión, mi experiencia y mi amor por un oficio que sigue contando historias a través de hilos y agujas.
El Arte Sacro: Mi Fe Bordada en Oro
Mi conexión con el arte sacro nace de mi devoción y de mi vínculo con la Hermandad del Cerro del Águila, donde inicié mi trayectoria como diseñador y maestro bordador. Durante más de 40 años, he trabajado para hermandades de Sevilla y de otros lugares, creando piezas que no solo embellecen a las imágenes sagradas, sino que también cuentan historias de fe, tradición y cultura.
El arte sacro no es solo una disciplina, es mi forma de mantener viva la herencia de generaciones de artesanos. Cada pieza que diseño combina técnicas tradicionales con creatividad e innovación, desde palios y sayas hasta mantos procesionales. En cada puntada está mi compromiso de elevar el bordado al nivel de expresión plástica, convirtiendo cada obra en un tributo a la devoción y al arte.
«El arte sacro no es solo mi trabajo, es mi forma de orar, mi manera de agradecer y mi vínculo más profundo con la devoción popular.»
Desde que comencé en este oficio, he sentido que trabajar para las hermandades es un privilegio y una responsabilidad. Mi primer gran encargo, el palio de Nuestra Señora de los Dolores para mi Hermandad del Cerro del Águila, marcó un antes y un después en mi vida. No fue simplemente un trabajo; fue el reflejo de mi amor por mi barrio, mi fe y mi compromiso con el arte.
Cada proyecto de arte sacro que abordo lleva consigo una profunda carga emocional. Cuando diseño una saya, un manto o una toca, no solo pienso en los materiales o las técnicas; pienso en lo que esa pieza significará para la hermandad, para quienes la contemplen, para quienes la veneren. Así ha sido con piezas emblemáticas como la toca de rombos la de la Esperanza Macarena, la saya de tisú de oro de la Virgen del Pilar, la saya de la Virgen de la Estrella o del Patrocinio, la recuperada saya de Juanita Reina, también para la Esperanza Macarena o los enseres bordados para el Cachorro y La Estrella, entre muchas otras.
Rescatar técnicas antiguas, como el bordado a realce con hilos de oro, es mi manera de honrar a los grandes maestros que me precedieron. Pero también busco innovar, encontrar nuevas formas de expresar la solemnidad y el fervor que estas piezas merecen. Cada puntada es mi forma de dialogar con lo divino, de ofrecer lo mejor de mí para la grandeza de nuestras tradiciones.
La Moda: Tradición en la Vanguardia
La moda ha sido un campo en el que he podido demostrar que el bordado artesanal no tiene límites. En 1980 comencé a colaborar con los diseñadores sevillanos Victorio & Lucchino, creando bordados para trajes de novia y piezas de colección. Desde entonces, mi taller se ha convertido en referencia para grandes firmas nacionales e internacionales como Loewe, Delpozo y diseñadores como Antonio García o Ana Durán.
Uno de los mayores retos fue adaptar la tradición artesanal al exigente mundo del lujo y del prêt-à-porter, llevando los bordados de seda, cristal y soutache a pasarelas de Nueva York, París y Madrid. Mi objetivo siempre ha sido que cada diseño transmita exclusividad y sofisticación, integrando el legado del bordado andaluz en el lenguaje de la moda contemporánea.
«Siempre he creído que el bordado tiene un lenguaje propio, y en la moda encontré la libertad para explorarlo y reinventarlo.»
Mi incursión en el mundo de la moda fue casi una sorpresa. Pasar de los ajuares litúrgicos a colaborar con diseñadores internacionales como Josep Font para Delpozo o con marcas icónicas como Loewe fue un desafío que acepté con la misma pasión que me mueve en todo lo que hago. Me di cuenta de que el bordado sevillano, con toda su riqueza y complejidad, podía adaptarse al lenguaje contemporáneo de la alta costura y brillar en las pasarelas de Nueva York, París o Milán.
Entre mis trabajos más queridos están los mantones de Manila, piezas en las que recuperé técnicas casi olvidadas para crear colecciones limitadas que combinan tradición y modernidad. También recuerdo con orgullo los bordados realizados para firmas como Colour Nude y Antonio García, que han llevado mis creaciones a eventos y desfiles en todo el mundo.
Igualmente, quiero destacar los bordados realizados a diferentes chaquetas, jerseys, zapatos, bolsos y vestidos de gala, de diferentes marcas, a lo largo de todos estos años. Me acuerdo del vestido de Pastosa Soler para Eurovisión, chaquetas toreras icónicas, bolsos de Loewe, zapatos para Delpozo…
Las novias también han sido una fuente de inspiración para mí, consiguiendo sacar una desbordante creatividad adaptada siempre a la naturaleza de la mujer y del vestido.
Para mí, cada pieza bordada en el mundo de la moda es una obra única. Trabajo con cristales, sedas y pedrería, buscando siempre un equilibrio entre la tradición que me define y la innovación que me inspira. En la moda, he encontrado un espacio para soñar, para experimentar y para demostrar que el bordado artesanal tiene un lugar legítimo en el corazón de la vanguardia.
La Decoración: Belleza para los Espacios
La ornamentación civil y la decoración son una extensión natural de mi trabajo como bordador. Desde proyectos emblemáticos como las colgaduras para la Giralda durante la visita del Papa Juan Pablo II en 1993, hasta los tecidos del Palco Regio del Teatro Real de Madrid, mi labor en la decoración demuestra que el bordado puede transformar espacios en auténticas obras de arte.
En colaboraciones con firmas como Gastón y Daniela o iniciativas internacionales como Homo Faber, he explorado cómo la tradición puede convivir con la modernidad. Cada obra, ya sea para un espacio religioso, civil o escénico, es un ejemplo de cómo la artesanía puede enriquecer nuestra relación con los lugares que habitamos, otorgándoles alma y significado.
«En la decoración, cada puntada transforma un espacio en un lugar único, cargado de historia y de elegancia.»
Trabajar en proyectos de decoración ha sido una de las experiencias más gratificantes de mi carrera. Diseñar y bordar los tejidos del Palco Regio del Teatro Real de Madrid fue un encargo que me marcó profundamente. Ese trabajo exigió precisión, dedicación y una comprensión profunda del espacio al que debía dar vida. Saber que mi arte podía integrarse en un lugar tan emblemático me llenó de orgullo.
También he tenido el honor de bordar tapices, banderas y ropajes para maceros, piezas destinadas a embellecer eventos institucionales y espacios arquitectónicos. Cada encargo en esta vertiente me permite explorar cómo el bordado puede ir más allá de la moda o el arte sacro, aportando sofisticación y un toque de historia a los espacios.
Cómo olvidar la ilusión que me hace participar en cuantos certámenes y ferias internacionales de la artesanía, como por ejemplo, HOMO FABER, en donde puedo desarrollar mi creatividad aplicada a este campo de la decoración, compartiendo con multitud de artistas de todo el mundo.
Cuando trabajo en decoración, no solo pienso en el objeto en sí, sino en cómo se integrará en el entorno, cómo transformará el espacio. Cada proyecto es una oportunidad de demostrar que el arte artesanal puede ser tan funcional como bello, tan atemporal como contemporáneo.
Mi Compromiso con el Arte
Este soy yo, este es mi arte. Bordo para que la tradición siga viva, para que cada hilo cuente una historia y para que el mundo vea que lo artesanal puede ser eterno.










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